sábado, 22 de agosto de 2015
EL ÉXITO DE FANTASTIC FOUR: EL DÍA DESPUÉS
Ayer fui al cine a ver los Cuatro Fantásticos de Josh Trank. La película no la salva ni una buena butaca y una pantalla gigante. No se que buscaba 20th Century Fox con esta pésima adaptación de unos superhéroes en horas bajas en cómic, pero para mi ha sido el último clavo a un asunto que me he preguntado más de una vez: ¿Donde termina la afición y donde comienza el fanatismo? Comencé de muy joven a interesarme por los superhéroes y he tenido bastantes aventuras agradables y desagradables con ellos, pero ver a lo que se ha llegado con esta película me ha dado mucho asco y rabia. Pero soy una persona de digerir yo solo las cosas. No quiero sumarme a esa masa cuya alegría en la vida son la palabra mágica Marvel, DC o X, lo mismo me da. Ha sido toda una experiencia tirarme unos años con las ganas y esperanza de vivir de los superhéroes, pero a día de hoy se me han agotado ambas cosas. Cuando comencé a leer cómics tenía mucho interés y era feliz en mi mundo. Pero ese mundo desapareció hace 10 años cuando decidí ponerme a escribir sobre superhéroes. He tenido temporadas de completa locura, preocupandome por las opiniones de los demás cuando realmente no les tendría que dar ninguna importancia. Realmente, a nadie le importa lo que opina el de al lado. Lo que quiere la gente es dar su opinión y que se respete. Pero para ello hay que respetar la de los demás. Yo respeto la opinión del resto aunque no la comparta, pero me es inevitable dar de lado. Me he puesto a pensar en que voy a hacer de aquí hasta el año que viene que se estrena Batman V Superman: Dawn of Justice y Captain America: Civil War y no quiero tirarme más tiempo siguiendo mi dinámica de "actor hace unas declaraciones" y Edu Berganzo las reescribe en su blog. Ha sido divertido hasta ahora, pero no quiero llegar a viejo refunfuñando como he refunfuñado hasta este desastre de reboot de los Cuatro Fantásticos. Es muy licito ser un fan de los superhéroes, pero creo que para mi ha llegado el limite de lo que puedo aprender de ellos. Sobre todo a día de hoy, los veo como pura ficción, me veo a mi y a las personas con nuestras típicas mezquindades que están detrás de ellos y no quiero engañar ni que me engañen más. Y sobre todo no quiero sentir la sensación de que voy por un camino que no es correcto.
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